lunes, marzo 26, 2012

Gasoil, chocolatinas y cervezas con sabor a melocotón

Me huelen las manos a gasoil y chocolatinas. Gran noche de viernes. Diría sin dudarlo que vi el mejor concierto de los Deltonos de los que les he visto en el Rocksound. Soberbios. Sueltos. Un bandón inconmensurable. Quizá la mejor banda ahora mismo del país. Vi cosas que hacía tiempo que no veía. Miradas de complicidad entre Mac y Hendrik. Iñaki reventando la caja de la batería. Pablo cruzando su mástil con Mac. Sonrisas. Bromas. Rock And Roll. Versiones de «Un Hombre Enfermo», «No Señor» o «Elvis». Al tacto del viejo papel de fotos de otras vidas. Hendrik cumplía 46 años. Hecho un chaval. Tarta a las 3 de la mañana, cuando ya llevábamos unas cuantas cervezas Dougall’s. Artesanía cántabra gentileza del protagonista de la noche que se vino desde su tierra con un par de cajas para los amigos. Cerveza con sabor a flores, según H. Con sabor a melocotón para los paladares de Manel Celeiro y un servidor. Dosis extra de lúpulo es la clave. Al sueño de conseguir cerveza fría. Discutimos sobre música. Nos sorprendemos de esos discos que, teniendo gustos parecidos, unos ensalzamos como cumbres del rock and roll y otros no. También de los últimos trabajos de Roever como productor. El espléndido disco de The Soul Jacket, Sra. Robinson…Charlamos sobre el próximo de los Chinaski. Nos reímos. Se hacen declaraciones que prometo no publicar. Y…lo cumplo. No lo haré. Uno es un tipo de palabra. Colleja por montarme fábulas sobre La Caja de Los Truenos. Soy Así, que dirían los Salvajes. Sin mala fe. Sin acritud. Soy periodista. Gemma, la preciosa mujer de H. nos dice que estamos espléndidos con nuestros michelines cuando Manel y yo intercambiamos camisetas. Joder, me va bien la suya de Gregg Allman y la mía no. Y son la misma talla. Me han tangado. Sólo aquí se respira calma y tranquilidad. Nos emplazamos para una barbacoa en Muriedas.El Rocksound es un paraíso. Así os lo digo. Por qué nos gusta sufrir es el gran misterio. Cacique con cola. Se han acabado las cervezas. No suben, dice H., Manel y yo no estamos de acuerdo. Mucha charla con Mac ¡qué tío más grande! Me recuerda a alguien que conozco mucho. Y me hace sonreír la semblanza. Hay noches que nunca deberían acabar. Vivir. Y sin embargo si creéis que algún día me veréis dejar de hacerlo, más vale que esperéis sentados porque antes se congelará el infierno.

Sonando: Gasoil y Chocolatinas de Deltonos

1 comentario:

manel dijo...

Perfecto retrato de una noche fantástica. Saludos.