domingo, julio 15, 2012

Dylan en Cap-Roig


Si Dylan hubiera sabido cuando empezó en esto de la música que acabaría tocando para un público como la mayoría del de Cap-Roig, probablemente, hubiera dejado la música. Pero él mismo se encargó de avisarnos. Los tiempos cambian, y cada venida de su dylanísima debe ser interpretada como la enésima oportunidad de ver a un mito. Como decía Jorge Ortega, director de Ruta 66, al principio del concierto, “dejémonos de historias y disfrutemos los que sabemos disfrutar de esto”. Poco importa que antes del concierto me entrevistaran para televisión y cuando di mi opinión sobre el ambiente previo me avisaran que eso lo cortarían porque no podían emitirlo. O que entre el público estuvieran gente tan dylanita como el director ejecutivo de La Caixa (propietaria del festival), Jaume Giró, el conseller de Cultura, Ferran Mascarell, el secretari del Govern, Germà Gordó, el jefe de la oposición, Joaquim Nadal, y la alcaldesa de Palamós, Teresa Farré. Ni que la señora de mi lado se pasara medio bolo preguntando cuándo iba a producirse el descanso. Ni que el 30 % del aforo no estuviera sentado y preparado cuando empezaron los primeros acordes de « Leopard-Skin Pill-Box Hat» porque andaban acabando los últimos tientos de sus copas de cava. Un sitio espléndido y un ambiente horrible, por ser diplomático.

Eso sí, lo de Dylan es otra cosa. Su estado de forma es inhumano. Este señor vive su enésima vida y no es pasión de fan. Cualquiera que estuviera en el concierto puede confirmarlo. Y encima nos regaló, probablemente, el mejor ser-list de su gira española. A la cada vez más reconocible «Leopard…» siguió una implacable «To Ramona», con los mismos arreglos que lleva utilizando tres o cuatro años. Difícil de reconocer para los no iniciados o los que nunca hubieran visto esa versión de la canción. «Things Have Changed» suena en todo su esplendor demostrando toda su grandeza. «Tangled Up In Blue» no sorprende porque conocemos el arreglo, pero Dylan coge la armónica y se marca el mejor solo que le he visto hacer en los últimos 15 años. Se le nota cómodo, a pesar de su habitual y horrible sombrero estilo Juanito Valderrama y un pantalón blanco que no le acaba de sentar bien. Pero de moda que opinen otros. «The Levee’s Gonna Break» me noquea. No la reconozco ¡hasta llegar al hotel y mirar el set-list por Internet! Dylan 1, criticucho del tres al cuarto 0.«Every Grain Of Sand» es la primera gran sorpresa de la noche. Bellísima con un trabajo espléndido de Don Herron. «Ballad Of Hollis Brown» palidece a su lado, aunque suena intensa y encaja bien los golpes. El concierto sólo ha arrancado en el escenario. La gente es tan fría como el viento del Empordà y la señora de mi lado empieza a preguntarse cuándo llegará el descanso. Sólo las dos primeras filas parecen enloquecer ante el inicio de cada tema. Pero a la banda le da igual. Suenan como un cañón y siguen adelante. «The Lonesome Death of Hattie Carroll» es la otra gran sorpresa de la noche. Aquí Dylan casi me marca otro gol, pero lo paro por los pelos. A los tres minutos de canción engancho la frase “Take the rag away from your face. Now ain't the time for your tears”. Es ella, le grito a Raquel. ¡Hattie Carroll del The Times They Are A-Changin! Mi mujer me mira con cara de ya está el tarado flipando y la señora de delante se gira con cara de malas pulgas. Probablemente le he estropeado su tercer sueño de la noche y siento unas ganas irresistibles de mearme en su permanente. Cosas de andar leyendo Manteca Colorá de Montero Glez. «Rollin & Tumblin» suena diferente. Han cambiado por completo su cadencia y se aleja de las versiones clásicas de blues para hacerse más rockera. «Visions of Johanna» es insuperable. A su espíritu folk le sienta fantástico el arreglo jazzie a lo Nueva Orleans. Dylan descansa y decide dejar de sorprendernos para repetir un clásico de sus últimos conciertos, «Highway 61 Revisited» con Charlie Sexton, el único junto a Herron que no va calado en un sombrero, haciendo las delicias de los amantes de las guitarras y de las señoras del respetable con su rubia melena al viento. En «Simple Twist of Fate» Dylan coge la guitarra y se encarga él del riff. Sus dedos no son rápidos. Y el tema parece no caminar, pero tiene enjundia, algo lo envuelve de magia y acaba sonando fantástica. «Thunder of The Mountain» no ofrece ninguna sorpresa. Calcada a sus últimas visitas. «Ballad of a Thin Man» es otra cosa, se ha convertido por derecho en una de las protagonistas de los shows del de Duluth. Esa voz doblada y tenebrosa, que me noqueó en Roma vuelve a hacerlo, aunque aquí no alcanza la intensidad que le vi en la ciudad italiana. Y encaramos el final sin sorpresas. «Like A Rolling Stone». Descafeinada. Lo peor del lote, en mi opinión, aunque consigue eso sí que el público de las primeras filas se deje de tonterías y se vaya a pie de escenario entre las protestas de los muchos que quieren seguir sentados,  y «All Along The Watchtower», simplemente aceptable. Dylan ya no está por la labor. Ha llegado el momento, simplemente de cumplir el expediente. A pesar de eso mi “amiga”, la del descanso, insiste “¿y no nos va a tocar ningún clásico?” cuando los músicos se van. Mr. Bob vuelve al escenario. «Blowin In The Wind» y, de nuevo, simplemente cumple. Han abandonado el arreglo Stevie Wonder que tan bien le sentaba. Pero la señora sigue sin estar contenta porque no se ha coscado del percal. Raquel y yo vemos el tema de pie, en medio de la primera grada, a escasos 15 metros de Dylan y a su altura. Entonces recuerdo. De Guthrie ni rastro. Y eso que se cumplían ese mismo día los 100 años de su nacimiento. Oportunidad perdida. Probablemente nadie lo hubiera entendido. Y el propio Woody no sabría qué hacía allí. Qué rabia. Si no hubiera sido por el ambiente el concierto estaría en mi top 3 de Dylan, pero…

Sonando: The Lonesome Death of Hattie Carroll de Bob Dylan

2 comentarios:

ROCK N´ROLL OUTLAW dijo...

¡Jajaja! Lo del ambiente es normal. Mucha burguesía y gent maca de Barcelona sociabiliza en este Festival durante vacaciones. Como decía tu compañero del Ruta, a Dylan solo le disfrutan quienes saben disfrutarlo.

¡Saludos!

Anónimo dijo...

NI gente maca , ni gente menos maca .

La gente no se entera y el Bob le pone morro , hay que dar caña también al señor ya que acabar tocando en Calella es una vergüenza , o somos o no somos , pero esto es lastimoso y con lo que cobra el personaje !!

Así que este para siempre y el Phil Collins mejor que se hubiera muerto , no hay derecho amigos .

decepcionante algunas cosas vuestras. ruteros.