miércoles, mayo 31, 2017

Los Straitjackets, más amigos que nunca de Nick Lowe

El año pasado Nick Lowe estuvo girando por nuestro país junto a Los Straitjackets. Una unión tan rocambolesca como efectiva que cogió forma cuando el inglés optó por el grupo de Eddie Angel como acompañamiento de las presentaciones de su disco navideño, Quality Street. A Seasonal Selection For All Family, allá por 2013. La gira, realizada en su mayor parte durante 2014 tomaría forma de disco con la publicación de The Quality Holiday Revue, disco en directo que veía la luz en 2015. Y ahora los de Nashville han querido devolver a Lowe el favor de haber asociado su nombre con el suyo con un disco de versiones de sus temas.

Sin trampa ni cartón, en el álbum hay lo que se puede esperar de él al conocer de qué se trata. Revisiones instrumentales de temas tan reconocibles como “Cruel To Be King” o “Checkout Time” en los que se limitan a sustituir la voz del británico por brillantes arreglos de guitarra sin modificar demasiadas cosas, temas llevados al surf-rock marca de la casa como “Shake & Pop”, baladones fifties como “Lately I’ve Let Things Slide”, guiños al blues y al soul en “You Inspire Me” y hasta algo de tex-mex en “Half A Boy And Half A Man”. Y lo cierto es que los nuevos arreglos sientan muy bien a los temas y para alguien que, como yo, no es precisamente un enamorado de la música instrumental, el disco transcurre ameno y dinámico.

Lo teníamos fácil” asegura Angel. “Tenemos el mismo manager y el mismos ello que Nick, así que la cosa surgió natural. Tenemos una buena conexión cósmica. Ha sido muy divertido y te das cuenta de que Nick escribe grandes melodías, porque se te puede pasar por lo buen letrista y cantante que es pero las melodías de canciones como “Cruel To Be King” o “Raging Eyes” son enormes. Hemos aprendido mucho trabajando con él y ahora revisionando sus canciones”.

Eso sí, servidor espera que con esto no se acabe una colaboración que ciertamente ha dado buenos resultados, y que Lowe y los Straitjackets opten por hacer un disco conjunto en el que la voz y la capacidad compositiva de uno se mezcle con la pericia instrumental de los otros. Parece que la cosa tiene visos de llegar a buen puerto y eso, amigos, sí que puede ser la leche.

Publicado en www.efeeme.com

Sonando: Half A Boy And Half A Man de Los Straitjackets

martes, mayo 30, 2017

The Band of Heathens, simplemente insuperables




Han pasado dos días. Me negaba a escribir en caliente algo largo para esta bitácora sobre el concierto de The Band of Heathens en Rocksound el pasado domingo. Es normal salir de algunos conciertos con un subidón, pero 48 horas después sigo impresionado con lo que viví. Más convencido aún de que viví el mejor concierto de los muchos, cintos diría, que he visto en la pequeña sala de Poble Nou. Teniendo la sensación de que en cualquier momento Gregg Allman iba a bajar (o a subir como dice Silvia Beltrán) de donde esté para darle un abrazo y un aplauso a lo de Austin.

No suelo tener ese problema, pero me cuesta describirlo con palabras. Recuerdo acercarme a Antonio, capo cannoniere de Rocksound durante la prueba y enseñarle como tenía la carne de gallina al ver como arreglaban «Midnight Rider» para rendir un merecido tributo a Allman. Lo hicieron hablando en música. Joan Marc, técnico de la sala, y yo alucinábamos por la capacidad que mostraban y el acierto en cada uno de los comentarios. Luego, durante el bolo, la tocaron y dieron la impresión de llevar quince años haciéndolo. No dudo de que este concierto pasará a la historia, no solo de Rocksound sino del rockerío de la ciudad. Las opiniones son unánimes y se han repetido en toda la gira. Sonando a ratos a The Band, a ratos a Neil Young con Crazy Horse (sí, así de rotundos y eléctricos), a ratos a Little Feat, a otros a Dylan y también a los mejores Jayhawks, de los que se marcaron un «Blue» que quita el hipo. Una enciclopedia de rock americano sobre el escenario impartiendo lecciones canción a canción ¡Cuánto le agradezco a Antonio aquella frase cuando nos ofrecieron poder hacer la banda! “Valga lo que valga hay que hacerlo” dijo, “y si no lo hago yo solo”. Él tenía más ganas de traerlos que yo y mira que yo tenía muchas. Y ha valido la pena. El esfuerzo de esta aventura que internamente llamamos Acararocksound siempre podrá colgarse esa medallita imaginaria por haber conseguido esto. Perfectos en ejecución, cuando digo que es el mejor concierto que he visto en la sala (y no estoy menospreciando al resto, que allí ha habido mucho y muy bueno) lo resumo en unos cuantos ítems: fueron los mejores instrumentistas, los mejores cantantes (con unas harmonías perfectas toda la noche), los más dinámicos (teniendo en cuenta su estilo y repertorio) y además todo eso cargado de simpatía y profesionalidad. Pude charlar un rato con Ed Jurdi y Gordy Quist, pero la palma se la llevó Trevor Nealon, que se acercó a mí nada más llegar y al ver mi camiseta de Allman Brothers me dijo “¿estás triste tío? No te preocupes siempre tendremos su música para ser felices”. Genios y figuras.

Sonando: Deep is Love de The Band of Heathens


Foto: José Antonio Serrato Sabaté

lunes, mayo 29, 2017

Homenaje a Gregg Allman

El sábado recibíamos el bofetón de la muerte de Gregg Allman. Duro golpe para aquellos que amamos el rock and roll. Aunque debemos irnos acostumbrando. Muchos de nuestros ídolos, marcados a menudo por una vida de excesos, deben ir cayendo por ley de vida. Probablemente a Chris Cornell o Jimmy LaFave no les tocaba. Seguro, de hecho. Pero aunque Gregg era relativamente joven para morir (69 años) su vida al límite ya había dado algún aviso a su salud, llegando incluso a ser intervenido para un trasplante de hígado. Quizá su turno sí había llegado. El caso es que el gran Gregg Allman se ha ido y para homenajearlo recupero el texto que escribí para Ruta 66 cuando se anunció el adiós de la banda de su vida, los Allman Brothers. Te echaremos de menos Gregg.

Recuerdo pasar por delante del escaparate de la desaparecida Discos Balada, en la calle Pelai de Barcelona. Ninguna de las veces que pasé por allí (y fueron cientos) pude evitar echarle un ojo, cosa que solía acabar, el 90% de las ocasiones con una visita no siempre lo fugaz que hubiera preferido mi tarjeta de crédito. En esta ocasión fue un vinilo de seis tipos con pinta de macarra, sentados en un callejón y mirando a cámara sonriendo lo que me llamó la atención. The Allman Brothers Band At Fillmore East rezaba el título, y a por él me fui.

Porque no, no me cautivó su música, de los Allman lo primero que me llamó la atención fue aquella portada en blanco y negro. Pero después ¿hay mejor forma de entrar en una banda que poner un disco y que suenen seguidas esas excelentes versiones de  «Statesboro Blues» de Blind Willie McTell, «Dome Somebody Wrong» de Elmore James y «Stormy Monday» de T Bone Walker?  Eso es jugar con ventaja amigos. Así te ganas a cualquiera. Por eso sería muy fácil para mí decir que mi disco favorito de los hermanos Allman es aquel directo que me los descubrió, pero es que creo que ese álbum no debe entrar en estos juegos. Por abusón. Es demasiado bueno. Está a demasiados años luz de todos los demás y es una apuesta ganadora y fácil.

No optaré tampoco por una rareza. Ni iré de exquisito diciendo que Brothers on the Road es mi disco favorito del grupo y que solo yo me he dado cuenta. Lo que sí voy a hacer es huir de los clásicos y optaré por Hittin’ the Note como mi preferido y mi elegido para conmemorar este adiós. Al menos mientras escribo estas líneas. Y ahora van los porqués.

Primero porque esa portada cargada de elefantes le encanta a mi hija, y a mí también, y me recuerda esa forma en la que entré en la banda: por el magnetismo de una imagen. Y segundo, y huyendo de aspectos que alguno podría considerar más banales, porque me parece un disco tremendo de principio a fin que llega cuando poco esperaba de los Allman Brothers. Ah, benditas expectativas. Esas que te hunden cuando ansias un disco y que pueden llevarte al cielo cuando has dado un grupo por perdido. Pinchar el «Firing Line» que abre el disco fue como oír música celestial. Malditos cabrones. Lo habían vuelto a hacer. Catorce discos después conseguían volverme a tener con el culo pegado al sillón durante sus once canciones. Fustigarme por haber llegado a tener la osadía de dudar de ellos debía ser el siguiente paso, aunque eso ya son otras historias que quizá no vienen a cuento.

Publicado en www.ruta66.es

Sonando: Southbound de Allman Brothers

domingo, mayo 28, 2017

Conciertos 29/05-04/06: Mr. Sipp, Slim Cessna's Auto Club, Emma Ruth Rundle...



Semana de Primavera Sound. No me busquen allí que no me van a encontrar. No es mi festival. Y no digo que no haya alguna cosa interesante, que las hay, pero todo me parece tan inaccesible e incómodo…Así que yo a lo mío, a los conciertos en sala.

Martes 30 de mayo. El country-folk experimental de Emma Ruth Rundle llega a Rocksound. Hablan de su música como ideal para una banda sonora de David Lynch. Sus conciertos se basan, y mucho, en la parte audiovisual que no se si traerá a la pequeña sala de Poble Nou. Veremos.

Sábado 3 de junio. Dentro de los actos del Primavera se engloba el Primavera al Raval y aquí sí que encontramos conciertos más recogiditos. Slim Cessna’s Auto Club actuarán el sábado en la Sala Teatre del MACBA. Ojo a la hora: 14:40 h.

Domingo 4 de junio. Fue mi concierto favorito del año pasado. Mr. Sipp me dejó k.o. con su anterior visita. Si en aquella ocasión reventó la sala Rocksound, esta vez, por lógica, debería hacer lo propio con Razz 3. No fallaremos.

Sonando: Jump the Broom de Mr. Sipp

jueves, mayo 25, 2017

The Band of Heathens (ole nuestros cojones)



Recuerdo el día en que se nos ofreció la posibilidad de traer a The Band of Heathens a Barcelona. Tanto la gente de Acaraperro como la de Rocksound no dudamos en decir que sí, fuera cual fuera el precio, con tal de tener a los de Austin en la ciudad. Ya pensaríamos en las consecuencias. No está siendo fácil la cosa, la verdad pero seguimos igual de motivados que el primer día y más ante la inminente llegada de la fecha. El domingo Gordy Quist, Ed Jurdi y sus compinches se subirán al escenario del Rocksound para hacernos pasar una noche memorable. Estoy seguro de ello, y eso me hace estar excitado.

Descubrí a The Band of Heathens en una entrevista a Gurf Morlix en 2008. En ella hablaba de un grupo que le encantaba pero que solo había editado dos discos en directo, aunque estaban a punto de sacar su primer trabajo en estudio.  Algo que parece repetirse en la carrera del grupo puesto que tienen cuatro discos en directo y cinco en estudio. Corrí a buscar a aquella banda que Morlix comparaba con The Jayhawks y con The Band. Decía que tenían la capacidad melódica de The Beatles y la actitud de The Rolling Stones cuando encaraban un blues. Comparaba su sonido con el de «Dead Flowers», «The Night They Drove Old Dixie Down» y «Blue». Así que no me quedó más remedio que hacerme con uno de aquellos directos, Live at Antone’s. Pasé las siguientes semanas agradeciendo a Morlix aquel descubrimiento, bendiciendo el momento en que leí aquellas palabras, mientras el disco giraba una y otra vez en mi equipo. Sabía que iba a ser fan de aquel grupo para siempre. Y así ha sido. Aunque seguir sus pasos desde Europa no es fácil. Pero ahora llegan para tocar en una pequeña sala de Poble Nou que queremos como nuestra propia casa gracias al esfuerzo de los cinco que formamos esta loca aventura. Perdonen la soez pero lo único que puedo pensar en estos momentos es “ole nuestros cojones”. Nos vemos el domingo.

Sonando: Daddy Longles de The Band of Heathens

martes, mayo 23, 2017

Adiós a Jimmy LaFave




Ayer conocía la noticia del fallecimiento del gran Jimmy LaFave, uno de esos héroes ocultos que, hasta el último día, permaneció encima de un escenario. No hay más que ver el video de despedida en el homenaje que tres días antes de su muerte le realizaban sus compañeros de Austin interpretando «Irene Goodnight» de Lead Belly. Por eso y como homenaje, es de justicia recuperar el artículo que le dedicaba en 2012 en La Ruta Norteamericana de El País.

Anda un servidor rebuscando entre cubetas de discos. La tuna, los payasos de la tele, Sting, música para una fiesta, los Cantos del Barça, Phil Collins, decenas de CDs de una edición coleccionable de jazz… Poca cosa aprovechable, aunque la ilusión nunca se pierde. La esperanza sí que es lo último que se pierde, o eso dice la cultura popular. Muchas veces esos momentos son ideales para perder casi la conciencia. Pasar discos, uno tras otro, de manera rutinaria, casi sin leer sus títulos o sin analizar su portada. Entras en un bucle. Tu mente se dispersa y el movimiento de tus manos se convierte en repetitivo y banal. Hasta que algo te saca de eso. Un tipo sonriente me mira desde una portada en blanco y negro. Se llama Jimmy LaFave y su disco se titula Austin Skyline. Me llama la atención, por lo de Austin y por la similitud de llamar a un trabajo casi igual que uno de los discos de Dylan, el country Nashville Skyline. Continúo con el ritual y giro la jewell box. La segunda canción el disco es «Girl From The North Country» del mismo Dylan y del que también se versionan «Shelter From The Storm», «Leopard-Skin Pill Box-Hat» y «You’re a Big Girl Now». Debía ser 1995 aunque el disco se había editado tres años antes.

En 2012 también sigo una rutina desde hace unos días. Miro ansiosamente el buzón cada vez que llego a casa para comprobar si se encuentra en él un sobre que, con remitente americano, contenga el nuevo disco de Jimmy LaFave. El que culmina la quincena en su ya larga carrera. Quince discos fantásticos, con pocos vaivenes, que lo han convertido en un artista fiable y, sobre todo, en el mejor versionador de canciones de Bob Dylan de la música de raíces actual. Y este Depending On The Distance del que ya he podido disfrutar en algunas pre-escuchas no es una excepción porque, entre otras cosas incluye una fantástica cover de aquel «(Girl from) Red River Shore» que Dylan dejó fuera de Time Out of Mind, y que Jim Dickinson definió como la mejor canción de todas las sesiones. La triada de versiones se completa esta vez con «I’ll Remember You» y «Tomorrow Is A Long Time».

LaFave nació en 1955 en Wills Point, en Texas. Empezó tocando la batería pero, muy pronto, cambió los tambores por las cuerdas de una guitarra con la que empezó a componer. En 1979 graba su primer disco, Down Under, al que seguirá dos años después, Broken Line. Ambos obtendrán la misma respuesta: la indiferencia más absoluta. Un nuevo intento en 1988 con Highway Angels… Full Moon Rain siguió la misma suerte por lo que, a menudo, suele considerarse que su carrera se inicia en 1992 con el ya nombrado Austin Skyline, editado por Bohemian Beat.

Desde sus inicios, LaFave adoptará una costumbre que mantendrá a lo largo de la mayoría de sus discos, y esa no es otra que la de incluir versiones de Bob Dylan en ellos. Tan sólo lo evitará de manera consciente en sus dos trabajos siguientes: Highway Trance (1994) y Buffalo Return To The Plains (1995), con el que gana el premio al mejor cantautor folk del año en el Festival de Kerrville. Mal aconsejado le incitan a que se aleje de la figura de Dylan con el objetivo de que no se le considere un simple artista de tributo y él accede. Craso error. El texano ya había demostrado que era capaz de dotar a sus revisiones de Dylan de una personalidad innata gracias a la pulcritud de sus arreglos y al carisma de su voz. Un timbre vocal reconocible que rompía a su antojo en pequeños amagos de falsete lo convierten desde sus inicios en alguien reconocible al instante, e incluso los fans más inaccesibles del de Duluth reconocen el valor de sus versiones. Además, éstas, servían de perfecto contrapunto a sus canciones propias integrándose de manera natural en sus conciertos y en su primer disco.  Con Road Novel, en 1997, vuelve al redil y se saca de la manga una espectacular cover de «Buckets Of Rain» a la que incluso añade novedades compositivas que le llevan a firmar el tema a medias con Dylan.

Eso sí, su consagración como versionador del bardo llegará en 1999 con Trail. Cuando sus fans se enteran de que hay un nuevo disco de LaFave a punto de salir al mercado contactan con él por carta y a través de su web para pedirle, casi rogarle, que incluya un buen número de versiones de Dylan. Y él no sólo accede sino que convierte el disco en doble e incluye ¡hasta 11 revisiones! en lo que hoy es conocido como el recopilatorio LaFave Does Dylan. «One Too Many Mornings», «It’s All Over Now Baby Blue», «Down In The Flood», «It Threw It All Away», «If Not For You», «Tonight I'll Be Staying Here With You», «I’ll Be Your Baby Tonight», «Forever Young», «Just Like Tom Thumb's Blues», «Simple Twist of Fate» y «Positively 4th Street» forman el lote. Casi nada. Y lo mejor de todo es que LaFave sigue espléndido. Alterna sus temas propios con maestría con versiones que (ojo que estamos hablando de Dylan) hace completamente suyas sin perder el respeto por alguien a quien admira tanto.  Texoma llega dos años después y la dosis habitual de su dylanisima es una bellísima revisión de «Emotionally Yours». En Blue Nightfall (2005), en cambio, Jimmy se toma un descanso y encara un disco casi íntegro de temas propios. Quiere demostrarse que puede hacerlo, que también es un gran compositor y cumple con nota.

El disco fluye igual y sólo los dylanitas echamos de menos su habitual presencia en los créditos. Aunque lo mejor estaba por llegar. Como si quisiera compensarnos con ello, LaFave publica en 2007 Cimarron Manifesto en el que incluye la que a día de hoy sigue siendo su mejor versión de un tema de Bob Dylan y probablemente una de las más emocionantes que nunca ha realizado nadie. «Not Dark Yet» aparece como pista 8 del disco y la canción, incluida originalmente en Time Out of Mind, adquiere una nueva dimensión. LaFave te rompe en dos cuando la canta, te destroza. Es terso, casi liviano, pero la canción crece y te aplasta. Si no fuera porque hablamos de Dylan quizá diríamos que supera la original, pero eso sería demasiado osado. LaFave se vuelve terciopelo que te envuelve como la oscuridad que traza la letra de uno de los grandes temas de la carrera de Dylan. Casi llora. Suplica. “Caen las sombras y llevo aquí todo el día”.

Así empieza y lo dice con dulzura, arrancando directamente sobre una guitarra acústica. Sin tiempo para reaccionar. “Hace demasiado calor para dormir y el tiempo se escapa”. Lo apunta con una leve oscilación de voz para enlazar de manera tremendamente hermosa la frase “feel like my soul has turned into steel” (siento como si el alma se me hubiese vuelto de acero). Esa manera de unir las palabras soul y has se me hace increíble. Soberbia. Y entonces baja y casi habla para volver a dejar que la melodía se apodere de él hasta ese “aún no ha oscurecido, pero no va a tardar” (it’s not dark yet but is getting there). La segunda estrofa sirve de pausa para en la tercera volver a arrancar y que la voz de LaFave gane en intensidad y, claramente, se rompa por primera vez. Y el crescendo ya se va a mantener todo el tema. Ya no hay vuelta atrás. Como en la canción. Nada va a impedir la vuelta de la oscuridad. La noche caerá sobre nosotros y será pronto.

Seis minutos y 51 segundos. Eso es lo que dura la versión de LaFave. Ese es el tiempo que necesita para acabar de convencer a los incrédulos. Nadie lo había conseguido. Ningún músico había sido capaz de versionar a Dylan de esa manera. Una vez, quizá, pero tantas y tan bien no. Y ninguno había alcanzado la calificación de obra maestra que merece este «Not Dark Yet». En las manos o mejor, en los oídos de cada uno está averiguarlo.

Publicado en La Ruta Norteamericana (2012. El País)

Sonando: Goornight Irene de Jimmy LaFave